Por
Nicolás Pérez
Los cultores del Diseño
Inteligente, y del Creacionismo, las Pseudociencias asociada a la Biología,
manifiestan entre sus explicaciones una serie de inconsistencias técnicas y epistemológicas
que revelan un escaso conocimiento en la comprensión de la Teoría de la
Evolución por Selección Natural. Sus defensores más ingenuos confunden términos
cotidianos con conceptos técnicos y lo que no lo hacen caen, un poco más
adelante, en los pantanos de la mala interpretación científica. Me voy a ocupar
de ambos, comenzando por los más fáciles de refutar.
Entre
los equívocos más comunes, se encuentran
el lenguaje y la homología de términos entre el argot técnico y el
lenguaje vulgar. Tal problema no lo tiene la Física de partículas por ejemplo,
que usa términos muy alejados de la cotidianidad, tales como quarks o bosones.
Sin embargo, cuando se intenta explicar conceptos como: evolución, adaptación,
progreso, selección del ambiente, resistencia etc., debe lidiar con la acepción
vulgar de esos términos, que en casi todos los casos, tienen un sentido opuesto
al técnico. El concepto evolución es usado cotidianamente como una mejora
progresiva, así decimos: tal jugador “evolucionó” en su juego, incluso hay un
término negativo como “involución” que acentúa el sentido de progreso. Pero
como sabemos, la evolución en Biología es solo un concepto que remite a cambio,
transformación, mas no tiene el sentido de mejora o progreso.
También
podemos decir que se confunde usualmente: el hecho de la evolución, es decir el
fenómeno por el cual se da el cambio en las especies, con La Teoría de la
evolución, como el constructo que explica el hecho de la evolución, y estos dos
a veces se mezclan con la historia fáctica
de la evolución, es decir lo que realmente ocurrió. El hecho evolutivo es
innegable e indiscutido, otro tema es La Teoría de la evolución por selección
natural como mecanismo del mismo. Esta teoría fue reformulada con aportes de la
genética, de la genética de poblaciones y con otros mecanismos complementarios.
Sobre la historia fáctica de la evolución en la tierra, es un tema difícil y
escabroso ya que puede considerarse como algo contingente, y que quizás si se
vuelve a dar la vida, no ocurra lo mismo otra vez. Esto plantea diversos
problemas, como la pregunta por si la selección natural es una ley, o si hay
leyes de la evolución, ¿puede haber leyes sobre un acontecimiento contingente e
histórico? Estas distinciones son útiles porque despeja de plano futuros ataques a la evolución, que pasan por ser
ataques al hecho evolutivo pero que en realidad lo son a la teoría, o a la historia evolutiva.
Otra confusión muy común, es la identificación
entre La Teoría de la evolución y La Teoría de la selección natural, como si
fueran lo mismo. Darwin no creó La Teoría de la evolución, esta ya había sido
propuesta en su época como una
alternativa al fijismo, teoría que planteaba la inmovilidad de las especies que
llegaron al mundo por creación separada. La selección natural es el mecanismo
por el cual actúa la evolución, luego veremos que quizás no es el único. Pero
durante la historia de la confección de La Teoría de la evolución se
propusieron muchos mecanismos alternativos a la selección natural. El lamarckismo,
la evolución por saltos o el monstruo prometedor de Goldschmidt, la evolución
por ortogénesis, e incluso con los trabajos de Morgan, se propuso a la misma
genética como motor principal de la evolución. Ninguno fue superior a la
selección natural que tiene muchas pruebas a su favor.
Los
conceptos de adaptación y de resistencia tienen el mismo destino de confusión.
Cuando en una consulta con el médico cuando éste le cambia el antibiótico, le
ofrece como explicación lo siguiente:
“las bacterias se hicieron “resistentes” a
los antibióticos”.
Sin
embargo en la mente de las personas que no manejan el lenguaje técnico se crea
una imagen más o menos así:
“las
bacterias se hicieron resistentes porque se inmunizaron realizando ellas un
cambio activo y de este modo ahora el antibiótico no tiene efecto”. En términos
técnicos seria que los fenotipos desarrollan por hábito unos caracteres que los
harían más aptos, caracteres que pueden pasar a su descendencia. Es decir, la
mayoría de las personas en su concepción vulgar o de sentido común sobre la
evolución son lamarckistas. Esto es así porque los términos: adaptación y
resistencia, tienen en el lenguaje vulgar un sentido activo. Adaptarse
significa hacer algo para lograr sobrevivir a un cambio. Como cuando hay inflación
las personas reducen gastos o priorizan las compras, se los toma como una
adaptación a la situación reinante. En este contexto cuando se enseña La Teoría
de la evolución por selección natural, se debe hacer explícita esta
problemática para despejar los posibles equívocos.
El azar y la teleología
Entre
los acólitos del creacionismo esta instalada la idea de que la selección
natural es al azar. Es muy común la objeción que reza: “¿cómo un ojo puede
surgir por azar?”. Y la verdad es que tienen razón, nunca por azar puede surgir
un ojo, esto sería como esperar que aparezca armado y funcionando un
Lamborghini Diablo luego del pasaje de un tornado por un desarmadero de
chatarra. Es imposible que por azar se construya algo tan complejo como un ojo,
ni ningún otro carácter adaptativo. La raíz del problema está en la confusión
entre La Genética y La Selección natural. La variación genética, lo que Darwin
llamaba descendencia con modificación, sí es al azar. La recombinación genética
es aleatoria, no podemos estar seguros si un gen se transmitirá a la
descendencia o no, siempre esta mediado por una probabilidad. Lo mismo con las
mutaciones, la mayoría de las mutaciones son dañinas para el organismo futuro,
sólo unas pocas pueden ofrecer una ventaja evolutiva. Por lo tanto, el azar
actúa antes de la selección natural. Esta última es un proceso de acumulación
de éxitos adaptativos. El ambiente selecciona y acumula la ventaja cada vez,
con lo cual no se parte de cero nunca, salvo la primera vez, luego en adelante
la ventaja siempre será seleccionada. Como la construcción de algo tan complejo
no puede darse de golpe, la evolución logra el ojo al cabo de millones de años
de lenta acumulación de ventajas adaptativas. No digo que efectivamente se
halla dado de ese modo, porque hoy puede pensarse que la deriva genética, u
otro mecanismo al azar puede adelantar enormemente el tiempo, pero aun no
sucediendo esto, sólo se requiere tiempo para construir lentamente cualquier
órgano complejo.
Por
lo tanto la selección natural nunca
es al azar, es lo contrario tiende a acumular éxitos cada vez. Mi explicación
personal sobre la selección natural es esta: supongamos que existe un perro
afecto al piano. El perro se sube y con sus patitas toca las teclas
aleatoriamente. Si queremos que el pichicho toque la Quinta Sinfonía de
Beethoven de una sola vez y al azar ¿Cuánto tiempo creen que le tomará hacerlo?
¿Mil años? ¿Un millón?, ¿un gúgol de años? Yo apuesto porque sea imposible que
al azar toque un perro la Quinta de Beethoven. Este sería más o menos el
escenario para la construcción al azar
de un ojo, si el ojo fuera al azar pues evidentemente nunca se hubiera formado
y es igual que la imposibilidad del perro pianista en tocar la obra. Pero
entonces modifiquemos algo. Pongamos en el piano un mecanismo que haga lo
siguiente: cuando por puro azar el perro toque la primera nota de la Sinfonía
en ese momento se graba en la memoria del piano y ya tenemos el principio de la
obra. Comenzamos entonces ahora con este acierto del pichicho y lo mandamos a
tocar de nuevo, cuando acierte con la segunda nota se graba, y comenzamos de
nuevo, y así y así. Ahora con esta modificación ¿en cuánto tiempo creen que el
perro tocará la obra de Beethoven hasta la última nota? Bueno el panorama
cambio enormemente si bien es cierto que le tomara quizás millones de años pero
pienso que en algún momento lo logrará. Ya que el perro no tiene que empezar
siempre de cero, no, comienza ya con el éxito anterior acumulado. Del mismo
modo se forma el ojo, nunca es al azar, el ojo nuestro complejísimo se formo en
millones de años de lenta acumulación de éxitos evolutivos, éxitos que dieron
en la tecla exacta y la música pudo tocarse eficientemente.
Yendo
al otro tema: la teleología, mucho se discutió sobre si la evolución tenía un
telos, un fin, o no lo tenía. Hoy en día se sabe por diversas pruebas, que la
evolución es ciega en su fin, no hay un propósito claro hacia donde diseñar las
funciones adaptativas. Todo depende del ambiente en donde se produzca la
selección. Utilizando la célebre metáfora de Dawkins la evolución actúa como un
“blind watchmaker” (relojero ciego) diseña pero sin ver su diseño. Este
descubrimiento tendría que borrar de un plumazo la idea de que los seres
humanos son el fin de la evolución o de la vida, idea sin sustento, sobre todo
porque nuestro tiempo en la tierra es solo de 100.000 años comparados con un
insecto o una araña que tienen ya más 400.000.000 de años por aquí.
No hay pruebas de la
evolución
Si no tienen éxito en sus ataques
recurren a la idea falsa de que no hay pruebas de la evolución salvo el
registro fósil y que este es ambiguo, bien pues vamos a ver si verdaderamente
no hay pruebas de la evolución.
De todas las teorías científicas, incluyendo las
biológicas y psicológicas, la teoría de la evolución por selección natural es
por lejos la más sospechada, hay una desconfianza que es motivada, en la
mayoría de las veces por cuestiones religiosas, pero otras por desconocimiento.
No sin razón Dennett llamó a la idea de la selección natural como “la peligrosa
idea de Darwin” y es que a veces la incorporación a la ciencia de la evolución
por selección natural amenaza a muchos dogmas religiosos y culturales
arraigados desde siempre. Sin embargo, encuentro que entre los que aceptan la
teoría, los aficionados y algunos intelectuales no biólogos que comparten su
visión, se les hace sumamente complicado citar pruebas de la validez de la
teoría de la evolución. Cosa que no sucede cuando se piden pruebas de las leyes
de Newton o de las teorías químicas. ¿Por qué sucede esto? Hay un aura entre
los aficionados a la teoría que implica la aceptación de su explicación sin
ninguna duda, pero se sienten nerviosos ante el reclamo de pruebas, como si no
hubieran pruebas irrefutables a su favor, bueno, esto es falso. Las pruebas son
abrumadoras, y trataré de mostrar algunas, pero se pueden encontrar muchas más.
Las pruebas que manejare son:
-el
melanismo industrial sobre la bistón betularia
-la
anemia falciforme y su relación con la malaria
-la
selección artificial en especies domesticas de plantas y animales
-las
homologías en los caracteres
-la
resistencia a los antibióticos
-el
registro fósil
El melanismo industrial sobre la
bistón betularia
Se pudo y se puede observar la evolución en acción
muchas veces, pero hay un caso paradigmático que valida la teoría de un modo
inapelable. A veces la evolución actúa rápidamente y no se necesitan millones
de años para comprobar sus efectos. Ocurrió durante la revolución industrial en
Inglaterra. En cercanías a las fabricas habitaba la polilla de la especie bistón betularia que se posaba en los
abedules, sobre su corteza. Esta especie presentaba una variedad común moteada,
que era blanca con puntos negros, y otra variedad menos frecuente negra,
llamada carbonaria. Sin embargo, cuando las fábricas se hicieron comunes en las
zonas por la revolución industrial, sus chimeneas escupían un humo negro que
contaminaba la zona aledaña. Parte de este hollín se depositaba en la corteza
de los arboles, ennegreciéndolo. Un nuevo ambiente estaba forjándose, la
situación obligó a un cambio adaptativo en las polillas. Los científicos
predijeron que en un tiempo adecuado, la variedad carbonaria sería la más
numerosa, ya que ésta poseía la ventaja del mimetismo, y así seria seleccionada
por el ambiente. Exactamente es lo que ocurrió, hubo un cambio en la
reproducción diferencial. En este nuevo ambiente la variedad exitosa era la que
siempre fue la minoritaria. La variedad negra carbonaria estaba siendo evitada
por los pájaros que ahora veían a la moteada más claramente porque los abedules
eran negros o grises, situación que favorecía el mimetismo de la polilla negra.
Con lo cual demuestra que la mejor explicación posible es la evolutiva, ya que
es bastante improbable que otros factores externos no observados pudieran
influir en la eficacia biológica de la carbonaria.
La anemia falciforme y su relación
con la malaria
El otro ejemplo es un poco más difícil de entender
pero termina siendo una impresionante prueba de la evolución en acción. Antes
déjenme contarles de una película que vi hace poco que me servirá como ejemplo
del ejemplo. En World War Z (Guerra Mundial Z) película de 2013 dirigida por
Marc Forster, basada en un libro de igual nombre de Max Brooks. El protagonista
(Brad Pitt) llega a la solución del problema al observar que la horda de
infectados por un virus evitaba atacar a ciertas personas. La tesis era la
siguiente: el infectado evitaba morder a ciertas personas porque su misión
primaria consistía en propagar el virus, cosa que no lograría si inoculaba a
alguien con una enfermedad terminal. Es decir, era un desperdicio de energía
morder a gente enferma que no podría propagar y almacenar el virus. Para
contrastar esta hipótesis, el protagonista se inocula él mismo una enfermedad
mortal y a continuación realiza una caminata lo más tranquilo entre zombies
sangrientos e hiperactivos. Si bien es ficción, me sirve porque tiene el germen
de la explicación del ejemplo real: tener una enfermedad mortal en ciertos
ambientes llenos de zombies es mejor que morir comido por ellos. Sin zombies
era mejor estar sano, con zombies que propagan virus la situación cambia, hay
un nuevo ambiente y ahora lo que antes era una desventaja de pronto es una
característica que te permite sobrevivir por un tiempo más.
Algo parecido sucedió y sucede hasta
hoy en las regiones de África en donde
la malaria es endémica, allí pasa algo curioso con los portadores
heterocigóticos de la anemia falciforme: son inmunes a la malaria.
La anemia
falciforme es una enfermedad genética que afecta a pocos individuos en el
mundo. Cuando los portadores son homocigóticos para el gen desarrollan una
anemia grave que produce la muerte en poco tiempo si no son tratados. Pero hay
casos en que solo heredan un alelo defectuoso, y en ese caso una porción de las
células son enfermas. La enfermedad lo que hace es deformar los hematíes que
tienen una forma bicóncava y la transforma en una similar a una hoz, de este
modo se estorban entre sí y no pueden trasportar el oxígeno adecuadamente. Los
individuos heterocigóticos son portadores del gen pero solo desarrollan una
leve anemia. Lo interesante del asunto es que esta condición genética no
debiera ser adaptativa en un ambiente común, como lo son casi todos, por lo
tanto el gen portador no se transmite masivamente. De allí que sea tan rara la
aparición de la enfermedad en los humanos. Sin embargo en ciertas regiones de
África, el número de los individuos heterocigóticos para el gen de la anemia
era extraordinariamente elevado, mucho más de lo que se podría pensar por una
casualidad. Los científicos comenzaron a pensar que estaban ante una adaptación al ambiente, que el tener la
anemia daba una ventaja adaptativa de alguna manera. La solución al enigma
llegó cuando relacionaron que en las
mismas regiones en donde prosperaba la anemia, también lo hacia el mal de la
malaria. Debía haber una conexión entre estas dos enfermedades, y así fue. La
malaria es una enfermedad muy grave, tanto que causa más de 2 millones de
muertes al año, la mayoría niños. El mosquito anófeles inocula un parasito del
genero plasmodium que infectan a los glóbulos rojos y los rompen, produciendo
serios daños a los órganos. El estudio encontró que el parasito de la malaria
no podía infectar adecuadamente a los portadores de anemia porque tenían muchos
glóbulos rojos deformados, de esta manera el parasito quedaba a merced de las
defensas del organismo que lo eliminaban. Tal como en la película, tener anemia
falciforme no es una ventaja pero en ciertos ambientes en donde la malaria es
endémica, esta característica es seleccionada por el ambiente como una
adaptación para el portador.
La selección artificial en especies
domesticas de plantas y animales
La siguiente prueba es indirecta pero pienso es una
de las pruebas más fuertes a favor de la evolución. La evolución es la idea que
afirma que las especies provienen de otras anteriores y que todo organismo
tiene un único antecesor. Todos los individuos han sido modificados a partir de
otros. El cambio es la principal idea por detrás si hay cambio o modificación
entonces hay evolución.
La selección artificial es la tercera prueba, y puede
definirse como la selección que realiza el ser humano eligiendo a ciertos
fenotipos animales o vegetales que poseen una característica que se considera
buena, para realizar una reproducción diferenciada. Por lo tanto la selección
artificial se diferencia de la natural al tener una clara teleología como
motivación principal. Sin embargo, es prueba de la evolución porque aunque se
realiza bajo un claro interés, desde nutricional, medico, o incluso por
diversión, no podría haberse realizado si no existiera en la naturaleza una
posibilidad de producir cambios. El ser humano produjo sub-especies nuevas como
canis lupus familiaris (el perro) a partir de lobos, seleccionando de la manada
a aquellos menos agresivos y más tendientes a la sumisión. Esta selección se
mantuvo siempre en la misma línea hasta que sus diferencias genéticas con el
lobo fueron tan acentuadas que incluso les sirvió a los humanos como un defensa
contra ellos. Al transformarse el perro a partir del lobo demuestra que existe
la evolución en la naturaleza ya que podemos eliminar al ser humano y la misma
natura puede provocar cambios, y de hecho lo estuvo haciendo y lo hará, por si
sola aunque sin fin alguno. No solo se obtuvieron perros, sino caballos, ganado
vacuno, caprino, porcino etc. Las frutas y verduras que hoy en día consumimos
fueron seleccionadas y modificadas a gusto del humano. Los tomates hoy son
dulces y jugosos, a partir de una verdura totalmente ácida y de muy mal sabor,
las bananas son dulces, enormes y con esa forma característica porque nosotros
la modelamos así. Se sorprenderían al ver cómo eran originalmente. En fin, no
solo modificamos especies a nuestro gusto, sino también creamos nuevas especies
que no existirían si no gustáramos de conservarlas. Cuando plante una rosa
hibrida del té, o floribunda, recuerde que ellas solo existen porque a nosotros
nos encantan sus colores y formas y fragancias, solo le damos vida y la hicimos
existir para ser un presente que se da a una mujer hermosa en una cita.
Las homologías en los caracteres
La siguiente prueba la constituyen las homologías
de caracteres en dos especies distintas. Existe homología cuando los órganos o
conjunto de ellos coinciden en sus formas por haber estado emparentado
genéticamente. Hay muchos ejemplos de homologías como los huesos de los
miembros anteriores entre especies con ancestros en común, compárese un
mamífero, un reptil, un pájaro o un humano. Todos conservan la forma básica con
modificación adaptativas. Pero ¿y porque sucede esto? Porque hay evolución,
porque tienen un ancestro común.
La resistencia a los antibióticos
La resistencia a los antibióticos constituye una
prueba rápida y observable en nuestra vida sobre la validez de La Teoría de la
evolución por selección natural. Aunque alguno podría objetar que en el cuerpo
humano los antibióticos son más bien una agregado extraño y artificial, pero
desde el punto de vista de las bacterias, para ellas el ambiente, su medio
ambiente es el cuerpo humano, y la aparición del antibiótico es similar a la
introducción de un meteorito, o de una explosión de un volcán, constituye un
nuevo situación en donde la evolución vuelve a ponerse en marcha. Supongo que
todos saben cómo se produce la resistencia de las bacterias ante un agente
dañino para ellos como un antibiótico, solo diré que la velocidad con la cual
las cepas bacterianas se renuevan en un regalo para los científicos, como un
laboratorio natural inmejorable.
El registro fósil
Dejé al final la que creo es la
mejor prueba de la evolución: el registro fósil. Hay tantas piezas fósiles con
animales intermedios entre dos especies, que quien investigue un poco no podrá
llegar a ninguna otra conclusión que fue por evolución la vida en la tierra.
Sin embargo, quiero ocuparme de un error muy común que hoy en día ya es un
mito: el eslabón perdido. Hasta hace un tiempo seguían repitiendo que debían
encontrar lo que se denomina el “eslabón perdido” entre un homínido no humano y
un homínido humano. Bien, esto es un mito, no existe tal cosa como un eslabón
perdido, simplemente porque esa idea surge de una mala comprensión de la
evolución y sobre el registro fósil. Si bien es cierto que la evolución plantea
que todos las especies actuales y las extintas tienen un único antecesor común,
y que por lo tanto hay formas intermedias interespecies, no es cierto que haya
toda una variedad casi infinita de intermediarios, ya que a veces se da un
pequeño salto evolutivo que rompe la gradualidad. Si el colmillo del tigre
dientes de sable pasó de 5 cm a 18 cm, no significa que vayamos a encontrar 13
fósiles distintos con un centímetro de diferencia, ¿y porque detenernos allí?,
también podríamos buscar las formas intermedias entre cm y cm, 26 fósiles
nuevos, y podríamos seguir hasta el infinito, cual Zenón moderno. No hay tal
cosa como eslabones perdidos, la naturaleza no se adapta a nuestras
necesidades, además puede darse la situación de que incluso habiendo más
intermediarios no se hubieran fosilizados, por lo tanto nunca lo
encontraríamos. Los huecos en el registro no prueban nada.
En
fin, creo que podemos citar muchas más pruebas pero lo dejaremos aquí.
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